📌 Introducción
Hay emprendedores que se mueven por datos.
Y hay otros que se mueven por sensaciones.
Los primeros ajustan, optimizan y mejoran.
Los segundos… adivinan.
¿El resultado?
El que no mide, vive opinando.
Y en los negocios, opinar sin datos sale carísimo.
🎯 La diferencia entre un negocio amateur y uno profesional
- Amateur: “Creo que nos está yendo mejor.”
- Profesional: “El ticket promedio subió un 12% esta semana.”
- Amateur: “La gente no responde.”
- Profesional: “La tasa de respuesta bajó del 17% al 9%. Hay que revisar el mensaje.”
Los datos no son fríos.
Son claros.
Y te permiten dejar de adivinar y empezar a decidir mejor.
⚠️ Lo que no se mide, no se puede mejorar
Esto aplica a todo:
- Publicidad: ¿cuál campaña tiene mejor costo por clic?
- Ventas: ¿cuántas reuniones necesitas para cerrar una venta?
- Contenidos: ¿qué publicación te trae más consultas reales?
Si no lo sabés, estás tirando tiempo y plata a ciegas.
🛠️ Qué deberías estar midiendo (mínimo vital)
- Visitas a tu sitio / landing
- Conversiones por canal (Instagram, Ads, WhatsApp)
- Costo por lead
- Tasa de cierre de ventas
- Ticket promedio por cliente
No hace falta armar un tablero NASA.
Con una planilla simple y 5 números por semana, ya te volvés peligroso.
💣 Excusas comunes que te están costando plata
- “No tengo tiempo para medir”
Entonces vas a tener tiempo para corregir errores caros.
- “Soy más intuitivo”
Genial. Pero combiná intuición con datos. Es lo que hacen los cracks.
- “Todavía no tengo tantos datos”
Justamente: empezá ahora. El mejor momento fue hace 6 meses. El segundo mejor es hoy.
🎯 Conclusión
Medir no es una actividad aburrida.
Es una herramienta de poder.
Porque el que mide, sabe.
Y el que sabe, decide mejor, más rápido y con menos riesgo.
Si no estás midiendo, no estás gestionando.
Estás improvisando.
Y eso, en un contexto competitivo, se paga muy caro.
