📌 Introducción
Todos tenemos ideas.
Algunas muy buenas.
Otras, directamente brillantes.
Pero el mundo no te paga por tener ideas.
Te paga por ejecutar.
Y es en ese paso —del papel a la acción— donde se quedan el 95% de los emprendedores.
⚠️ La gran trampa: creer que “ya tener la idea” es el mérito
Tener ideas es gratis.
Ejecutarlas cuesta: foco, energía, decisiones incómodas, asumir riesgos.
¿Y sabés qué?
Cuanto más tiempo te quedás “afinando” la idea, más te alejás de validarla en el mundo real.
🔥 Lo que importa es la tracción, no la perfección
No importa si tu idea es 7/10.
Si la ejecutás rápido, vas a aprender, mejorar y monetizar.
En cambio, una idea 10/10 sin acción, solo alimenta el ego… y la frustración.
🧠 ¿Cómo saber si estás cayendo en el síndrome de la idea perfecta?
- Llevás semanas o meses “armando algo” pero nadie lo vio todavía
- Te da vergüenza mostrarlo porque “todavía no está como querés”
- Sentís que necesitás aprender una cosa más antes de lanzarlo
- Tenés carpetas llenas de ideas, pero ingresos… pocos o ninguno
🚀 Solución: método brutal para pasar a la acción
Regla 72 horas:
Toda idea que no comienza a ejecutarse en 72 horas, se pudre.
¿Tenés una idea buena?
Hacela circular, mostrala, vendela, armá una versión beta, mínima, rústica.
Pero salí del limbo.
💬 Casos reales que inspiran
- Personas que lanzaron productos imperfectos, vendieron en preventa y después mejoraron
- Proyectos que empezaron con una encuesta, un mail, o un solo cliente piloto
- Emprendedores que priorizaron validar antes que perfeccionar
Todos tienen algo en común: empezaron antes de estar listos.
🎯 Conclusión
La próxima vez que tengas una idea, no la anotes para “después”.
Asignale una fecha de ejecución.
Hacela visible. Ponela en juego.
Porque si no se ejecuta, no es una idea.
Es una excusa elegante para no avanzar.
